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La Gran Recesión que siguió a la crisis financiera mundial de 2008 ha cuestionado severamente el uso dogmático del marco del agente racional representativo en la macroeconomía. Desde entonces, los modelos macroeconómicos han sido objeto de un intenso escrutinio, revelando sus limitaciones cuando son utilizados por las instituciones reguladoras (bancos centrales y organizaciones económicas internacionales) para anticipar los efectos de los shocks financieros y bancarios y para implementar medidas económicas efectivas. Al respecto, el Gobernador del Banco Central Europeo (BCE) en ese momento, Jean-Claude Trichet, encontró los modelos disponibles de ayuda limitada e incluso afirmó que el BCE se sentía abandonado por las herramientas convencionales (Trichet 2010), refiriéndose a los modelos estándar de equilibrio general dinámico estocástico (DSGE). En opinión de Trichet, el enfoque dominante era insuficiente y, según Trichet: «Necesitamos:

1.  Lidiar mejor con la heterogeneidad entre los agentes y la interacción entre esos agentes heterogéneos.
2.  Considerar motivaciones alternativas para las elecciones económicas.
3. La economía del comportamiento que se apoya en la psicología para explicar decisiones tomadas en circunstancias de crisis.
4.  Necesitamos el modelado basado en agentes, puesto que prescinde del supuesto de optimización y permite interacciones más complejas entre los agentes»

Naturalmente, los modelos macroeconómicos alternativos a las expectativas racionales han tenido un fuerte impulso después de la crisis financiera de 2008. El marco teórico que actualmente logra consenso académico asume la racionalidad limitada de los agentes y la capacidad de aprendizaje adaptativo de los agentes. Por lo tanto, es urgente dotar a las instituciones reguladoras, particularmente a los bancos centrales, de nuevas herramientas e instrumentos tecnológicos para entender cómo orientar las expectativas de los agentes económicos dentro de este nuevo paradigma de comportamiento. Para gestionar las expectativas de los agentes económicos es necesario: (i) medir las expectativas, (ii) comprender el mecanismo de formación de expectativas, (iii) modelar la formación de expectativas, y (iv) incorporar un modelo de formación de expectativas más realista en los modelos macroeconómicos.

En este proyecto, proponemos un enfoque sinérgico para abordar el problema de la arbitrariedad en la parametrización que rige las

decisiones en los modelos de formación de expectativas. El objetivo principal es estudiar la formación de expectativas de los agentes económicos en un ambiente controlado, como son los experimentos de laboratorio. Esto nos permitirá desarrollar modelos de formación de expectativas que incorporen supuestos más realistas. Al mismo tiempo, los experimentos de laboratorio permiten micro fundar los modelos de formación de expectativas, reduciendo la arbitrariedad de las suposiciones sobre el mecanismo de formación de expectativas.

Los modelos basados en agentes alimentados con algoritmos de expectativas basados en la heterogeneidad del comportamiento humano real pueden proporcionar alertas tempranas sobre los cambios abruptos que se avecinan en los escenarios económicos. Confiamos en que nuestros resultados mejorarán notablemente las herramientas solicitadas por los principales responsables de la toma de decisiones económicas después de la crisis financiera mundial de 2008.